Soledad y Refugio en el Jueves Santo.

Sin apenas darnos cuenta nos plantamos ya en el Jueves Santo, día de silencio y recogimiento. A las seis y media se abría la puerta de la capilla del Cristo de la Sangre para que los hermanos de la Soledad hiciesen su estación de penitencia por las calles de la ciudad. Por segundo día consecutivo el pendón mayor de la Sangre pisaba la calle. A pocos metros le acompañaba el Cristo de la Humillación, vistiendo túnica morada. El impresionante paso de misterio de José Hernández Navarro, el Cristo del Amor en la Conversión del Buen Ladrón, pasaba por la Plaza de Camachos a paso lento. Y para finalizar, la señora de la Soledad con sus velas rizadas, su candelería totalmente encendida y acompañada por un gran número de manolas.
Pocos minutos después de que el cortejo carmelitano se recogiese, las luces en Alejandro Séiquer se apagaban para dar salida al Cristo del Refugio en la Procesión del Silencio. El Refugio recorría en silencio la capital plasmando la sombra de su cruz en cualquier edificio y acompañado de su tradicional monte de claveles rojos. Una vez más, el silencio se hizo en Murcia. 


 PROCESIÓN DE LA SOLEDAD













Nazareno del Refugio presenciando la procesión de la Soledad en el Puente de los Peligros.


 PROCESIÓN DEL REFUGIO






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